martes, 11 de agosto de 2009

El cigarro

El humo del tabaco lleva multitud de sustancias adictivas y dañinas para nuestro organismo. El fumador adicto sufre una gran cantidad de problemas de salud pero, lo que es peor, el fumador pasivo, que sin fumarse un solo cigarrillo, también inhala humo y sufre daños de salud. Los peor parados son niños y bebes que sufren los problemas del tabaco por la gente que lo fuma a su alrededor.


El tabaco es una droga legal, pero su potencial adictivo es comparable al alcohol, la cocaína y la heroína, desde luego es la droga a la que más gente ha enganchado en el mundo, y el mono que produce también es de los más fuertes.


Los efectos nocivos se producen en células sanguíneas e inflamatorias, fibroblastos, en el sistema inmunitario celular y humoral, dañando también pulmones y boca. El calor que se produce por la combustión del cigarrillo tendrá contacto directo con la mucosa bucal, provocando efectos nocivos sobre la misma, entre ellos, periodontitis, gingivitis, desde luego con el tiempo la perdida de olfato y gusto en los fumadores es un hecho.


Al tabaco se le atribuye también la falta de absorción de las vitaminas A, B y C. La acción del monóxido de carbono, el alquitrán y la nicotina produce:


Aumenta el riesgo de cáncer pulmonar, de laringe, boca, esófago, vejiga, riñón, páncreas y cuello del útero.


Predispone a la bronquitis crónica, al enfisema y a la úlcera péptica. Predispone a la arteriosclerosis con sus manifestaciones a nivel coronario, arterial periférico y cerebral, una dura enfermedad
Es un factor de riesgo en el aneurisma de la aorta abdominal y es un factor que agrava la hipertensión arterial.


El tabaco induce efectos hemodinámicos agudos. Aumenta la frecuencia cardiaca, provoca vasoconstricción inadecuada. Aumento de la tensión arterial y del consumo de oxígeno. Produce bronquitis crónica y catarros con gran facilidad en los fumadores. Acelera el envejecimiento de la piel y del cuerpo.


Ajeno a los fumadores directos, los estudios epidemiológicos demuestran un aumento de la incidencia del infarto de miocardio en los fumadores pasivos. Es un hecho que un fumador muchas veces sufre fuertes y molestas toses por las mañanas, además de que su capacidad para realizar cualquier ejercicio físico, será por norma general, mucho menor que la de un no fumador.


La mayoría de las personas adultas enganchadas al hábito de fumar lo dejaría si pudiera, lo mejor sería no probarlo nunca, pero una vez que se fuma, es posible dejarlo.



Razones para dejar el cigarro



Cuando se comienza a fumar, preferimos ignorar los daños a los cuales nos exponemos al inhalar ese humo azuloso; enfermedades como: enfisema pulmonar, cáncer de lengua, esterilidad, etc., son sólo algunas de las enfermedades que puedes padecer al fumar.

No solamente órganos como el corazón y los pulmones se ven seriamente deteriorados, la apariencia personal se ve seriamente afectada al mancharse la dentadura y los dedos. La aparición prematura de arrugas, la falta de lozanía en la cara, delgadez, palidez, cansancio, y la pésima condición física complementan el cuadro de un fumador. Sin hablar del mal aliento y el eterno aroma a cigarro y ceniza porque esto es todavía más evidente.



Para todo aquel que aun no se decide a dejar por completo el cigarrillo, existen auxiliares como la goma de mascar de nicotina que ayuda a reducir el consumo de tabaco de manera paulatina.


Toma en cuenta estas recomendaciones para erradicar de una vez por todas el tabaco antes de que sea demasiado tarde:


► Evita comer alimentos dulces, sustitúyelos con carnes, verdura y productos bajos en calorías.

► Hacer ejercicio y ocupar la mente en cosas productivas, disfrutar de actividades al aire libre.

► Comer alimentos ricos en fibra, como: verduras, papaya y naranja, Bailar, caminar y disfrutar de una buena compañía aliviarán tu tensión.

► Masticar un chicle de nicotina para alivianar la ansiedad.

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